¿Qué mejor que un circo para olvidarnos del presente y acordarnos del pasado? Con colores vivos, sonrisas de payasos de esos que no dan miedo, elefantes enoormes que hacen ruido con sus trompas, que agitan las orejas.
Hombres valientes de bigote fino que se enfrentan a los leones mientras te retuerces de miedo en el asiento. Palomitas demasiado saladas que te hacen beber litros de agua. Canciones pegadizas que aun, después de diez años, sigues canturreando cuando estás alegre. Trapecistas desafiando la gravedad, como si fuera magia... y con los ojos cerrados.