De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.
♪.
domingo, 13 de febrero de 2011
Si, podriamos decir que la vida es una gran anécdota.
¿Tú que vas de flor en flor?
No, yo voy de capullo en capullo.
No, yo voy de capullo en capullo.
-¿Qué te pasa?, ¿es la regla?
-Y tu cara de gilipollas, ¿es de nacimiento?
-Sé que te pongo.
-Que me pones ¿qué?¿Enferma?
-Y tu cara de gilipollas, ¿es de nacimiento?
-Sé que te pongo.
-Que me pones ¿qué?¿Enferma?