Es mi adicción, es mi droga. Es como estar atrapado, como si te hubiesen encerrado y ya no pudieses escapar, salir de ahí. Que se ha apoderado de tí poco a poco, de tu persona, de tus sueños. Puta droga. Y lloras, te agobias, sientes como si te faltase el aliento, y no entiendes muy bien el por qué. ¿Dosis baja? Puede ser. En cambio, si hay dosis alta nada te puede parar y ríes tan fuerte que parece que el suelo vibra acompañado del sonido de tus pasos. Quiero una sobredosis, acabar en un mundo desconocido, que me tiemblen las piernas, pincharme su sabor en la piel, quedarme sin respiración y reírme. Para algunos, lo mas desesperante es que no quiero desintoxicarme, si no que quiero morir con ella.