Quiero gritarlo a los cuatro vientos, y al mundo entero.
Quiero que seas mío, y que seas mi lucero.
Que seas mi guía y también mi consuelo.
Y cómo quisiera mirarte a los ojos, sin tener que fingir que no siento nada al verte sonreír, y dejar que tiemblen mis piernas cuando te acercas a mí.
Y cómo quisiera, decírtelo en la cara y luego abrasarte, que tomes mi mano y tal vez besarte…
Y poder confesarte; Cuánto fingí.